SALVAVIDA PASTORAL
  Guión Misa de Viernes Santo
 

                                               VIERNES SANTO

 

INTRODUCCIÓN

 

GUÍA:

Muy buenas tardes queridos hermanos:

Estamos reunidos para celebrar la Pasión del Señor. Acompañamos a Jesús en su camino hasta el Calvario, donde hará la ofrenda total de su Vida al Padre. Toda su vida fue entrega, y por eso es también  entrega su muerte. Hoy no se celebra ninguna Misa, y la distribución de la comunión se hará con las hostias ya consagradas el jueves Santo. La liturgia nos presenta la Cruz para que la veneremos y la lectura de la Pasión para hacer memoria de los últimos momentos de la vida terrena de Jesús. Dispongámonos para hacer que la Pasión de Cristo sea nuestra pasión; su Muerte, nuestra muerte; sólo así su Resurrección será también la nuestra.

 

(Todos se arrodillan. Los ministros se postran. Frente a tanto amor y sufrimiento, la Iglesia en primer lugar se calla y prosterna. Luego el que preside abre la celebración con la oración siguiente)

 

 

ORACIÓN:

 

PADRE, QUE POR LA PASIÓN DE JESUCRISTO, TU HIJO Y SEÑOR NUESTRO, HAS DESTRUIDO LA MUERTE QUE TODOS LOS HOMBRES HAN HEREDADO POR EL PECADO DE ADÁN; IMPRIME EN NUESTROS CORAZONES, POR MEDIO DE LA GRACIA, LA IMAGEN DE CRISTO A LOS QUE NACIMOS CON LA IMAGEN DEL HOMBRE PECADOR. POR JESUCRISTO NUESTRO SEÑOR.

 

 

 

LITURGIA DE LA PALABRA

 

 

PRIMERA LECTURA: (Isaías 52,13-53,12)

 

GUÍA:

Este poema de Isaías describe la pasión salvadora y gloriosa del siervo de Yahvé. Sobre él cayó el pecado del mundo. Cristo es el siervo y nosotros somos su herencia. Por eso el Padre rescatará a este siervo humillado y agredido. Y ese rescate será el signo que hará que todos  vuelvan sus cabezas hacia este siervo, sufriente y exaltado que representa a todo el Pueblo. Escuchemos.

 

SALMO

 

SEGUNDA LECTURA:

(Carta A los Hebreos 4,14-16; 5, 7-9)

 

GUÍA:

Cristo que nos señaló y abrió el camino hacia la salvación, pasó por todos los sufrimientos y debilidades humanas, menos el pecado. Cristo el Sumo Sacerdote, quiso traernos y mantenernos en la paz de la reconciliación con Dios entre nosotros. Escuchemos.

 

EVANGELIO:

 

GUÍA:

Escuchemos atentamente la proclamación solemne de la Pasión del Señor. Él es el nuevo Cordero Pascual que trajo la liberación del pueblo: Hijo de Dios, único Sacerdote de la humanidad, Rey glorioso. Nuestra respuesta al amor manifestado por Jesús debe ser el agradecimiento y el compromiso. Si acompañamos a Cristo en el camino de la Pasión, lo acompañaremos en su Pascua. Nos ponemos de pie.

 

 

            SOLEMNE ORACION UNIVERSAL:  

 

GUÍA:

Las peticiones hoy revisten una especial solemnidad, pues van unidas a la poderosa intercesión de Jesucristo que se inmola por nosotros y por todos.  En la Cruz, Jesús ha reconciliado a los hombres con su Padre. Por medio de Él, ejerciendo nuestro sacerdocio bautismal, roguemos a Dios que otorgue sus gracias y perdón y dé paz a toda la Iglesia y a  los hombres del mundo entero.    

 

(El que preside va indicando cada petición, nos invita a permanecer algunos momentos en silencio, y oración personal, y concluye con una oración a la cual todos nos unimos respondiendo: Amén).

 

 

1.      Por  la Santa Iglesia.

 

Oremos queridos hermanos, por la santa Iglesia de Dios, para que el Señor le conceda la paz, la unidad   y la protección en toda la tierra, y nos conceda, una vida serena, para alabar a Dios Padre Todopoderoso.

 

(Se hace oración en silencio).

 

Padre todopoderoso y eterno, en Cristo revelaste tu gloria a todas las naciones: conserva la obra de tu amor, para que tu Iglesia, extendida por todo el mundo, persevere inquebrantable en la fe, proclamando tu nombre. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

 

2.      Por el Sumo pontífice.

 

Oremos también por nuestro Santo Padre el Papa Benedicto XVI, para que Dios nuestro Señor que lo eligió en el episcopado, le conceda vida y seguridad en su Iglesia, para regir al pueblo santo de Dios.

 

(Se hace oración en silencio).

 

Padre todopoderoso y eterno, tu sabiduría gobierna todas las cosas: atiende nuestras súplicas, y protege con tu amor al Papa que nos diste, para que el pueblo cristiano que tú gobiernas, al cuidado de este pastor, progrese siempre en la fe. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

 

3.      Por el Pueblo de Dios y sus Ministros.

 

Oremos también por nuestro Arzobispo Cristián, por todos los obispos, presbíteros y diáconos, por todos los ministros de la Iglesia y por todo el pueblo santo de Dios.

 

(Se hace oración en silencio).

 

Padre todopoderoso y eterno, con tu Espíritu se santifica y gobierna todo el cuerpo de la Iglesia; escucha las súplicas que te dirigimos por todos sus miembros, y, haz que ayudados por el don de tu Gracia, todos te sirvan a ti con fidelidad. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

 

4.      Por los catecúmenos.

 

Oremos también por los catecúmenos, para que Dios nuestro Señor abra sus mentes y corazones y les comunique su amor, y al recibir el perdón de todos sus pecados, por el bautismo de la vida nueva, se incorporen a Jesucristo Señor nuestro.

 

(Se hace oración en silencio).

 

Padre Todopoderoso y Eterno, que haces crecer siempre en tu Iglesia con nuevos hijos; aumenta en los catecúmenos la fe y la sabiduría para que, al renacer por el bautismo, los cuentes entre tus hijos adoptivos. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

 

5.      Por la unidad de los cristianos.

 

Oremos también por todos los hermanos que creen en Cristo, para que a cuantos buscan en sus obras la verdad, Dios nuestro Señor los reúna en su única Iglesia.

 

(Se hace oración en silencio).          

 

Padre todopoderoso y eterno, que reúnes todo cuanto está disperso: mira a las ovejas  de tu rebaño; para que cuantos fueron consagrados en un mismo bautismo, permanezcan unidos, por la integridad de la fe y por el vínculo del amor. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

 

6.      Por los judíos.

 

Oremos también por los judíos: a ellos primero les habló el Señor nuestro Dios, que les conceda progresar en el amor a su nombre y en la fidelidad a su Alianza.

 

(Se hace oración en silencio).

 

Padre todopoderoso y eterno, que confiaste tus promesas a Abraham y a su descendencia, escucha con piedad las súplicas de tu Iglesia, para que el pueblo que has hecho tuyo por la primera Alianza llegue a conseguir la plenitud de la Redención. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

 

7.      Por los que todavía no creen en Dios.

 

Oremos igualmente por los que todavía no creen en Cristo, para que iluminados por el Espíritu Santo, encuentren también ellos el camino de la salvación.

 

(Se hace oración en silencio).

 

Padre todopoderoso y eterno, concede a los que no creen en Cristo encuentren la verdad, actuando siempre con sincero corazón; y nosotros, concédenos crecer en el amor fraterno y en el deseo de ser santos, y poder así ser verdaderos testigos de tu amor en medio de los hombres. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

 

8.      Por los que no creen en Dios.

 

Oremos también por los que no creen en Dios, para que merezcan llegar hasta él, al seguir con sincero corazón lo que es recto.

 

(Se hace oración en silencio).

 

Padre todopoderoso y eterno, tu creaste al hombre y lo hiciste capaz de buscarte y encontrarte, consiguiendo así la paz verdadera; concede a los que no creen en ti, así ver las pruebas de tu amor en medios de las dificultades y de los problemas de la vida, llegar a conocerte como único Dios verdadero y Padre de todos los hombres. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

 

9.      Por  los gobernantes.

 

Oremos también por los gobernantes de todas las naciones y por sus ministros y magistrados: para que Dios nuestro Señor oriente sus pensamientos y sus corazones según su voluntad hacia la paz verdadera y la libertad de todos.

 

(Se hace oración en silencio).

 

Padre todopoderoso y eterno, que tienes en tu mano los corazones de los hombres y los derechos de las naciones, mira con amor a nuestros gobernantes, para que en todas las partes del mundo, la seguridad de la paz, el desarrollo de los pueblos y la libertad de conciencia se mantengan firmes con tu protección. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

 

10. Por los que sufren.

 

Oremos, hermanos amadísimos, a Dios Padre todopoderoso, para que purifique el mundo de todo error, quite las epidemias, aleje el hambre, nos libre de los terremotos, incendios e inundaciones y de la sequía, abra las cárceles, rompa tantas cadenas, conceda la seguridad a los viajeros, la vuelta a los ausentes, la salud a los enfermos, y la salvación a los moribundos.

(Se hace oración en silencio).

 

Padre todopoderoso y eterno, consuelo de los afligidos y fortaleza de los que sufren, escucha las suplicas de los que invocan en cualquier tribulación, para que experimenten todos en sus preocupaciones la alegría de tu misericordia. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

 

SEGUNDA PARTE

 

ADORACIÓN DE LA CRUZ

 

 

GUÍA:

En este momento cumbre de la acción litúrgica: la Cruz, instrumento de la muerte y del triunfo de Cristo, va a ser adorada. Signo de la victoria de Cristo, la Cruz será también la marca de los elegidos del Reino de Dios. Si la aceptamos verdaderamente en nuestra vida, no tendremos nada que temer de la muerte y del mal.

 

(El sacerdote o el diácono, se dirige a la puerta de la Iglesia en donde recibe la Cruz sin velo. Entonces se inicia la procesión a través de la Iglesia hacia el Presbiterio. El que lleva la Cruz la levanta cerca de la puerta de la Iglesia, acción que repite en medio del templo y antes de entrar al presbiterio, cantando el invitatorio:  He aquí el madero de la Cruz, a lo  que todos responden: “Venid y adoremos”. Después de cada una de las tres respuestas, los fieles se postran y adoran la Cruz en silencio por un instante. En seguida deja la Cruz en la entrada del Presbiterio).

 

 

PRESENTACIÓN DE LA CRUZ

 

S. o D.: “He aquí el madero de la Cruz en que pende la salvación del mundo”.

R./: “Venid adoremos”.

 

ADORACIÓN DE LA CRUZ

 

GUÍA:

Al adorar la Cruz de Cristo, instrumento de nuestra salvación, expresemos nuestra voluntad de ser los testigos del misterio pascual. Así nuestro gesto de adoración será también la ofrenda de nuestra vida cotidiana, unida al sacrificio de nuestro Señor y Maestro, Jesús, exclamando con San Pablo: “Completo en mi cuerpo lo que aún falta a la pasión de Cristo, por su cuerpo que es la Iglesia”.

 

CORO

LAMENTOS DE CRISTO A SU PUEBLO:

 

Por ti azoté a Egipto y a sus primogénitos:

Tú me azotaste y me entregaste.

R/. ¡Pueblo mío¡ ¿Qué te he hecho, en qué te he ofendido? Respóndeme.

 

Yo te saqué de Egipto, sumergiendo al Faraón  en el mar rojo;

tú me entregaste a los sumos sacerdotes.

R/. ¡Pueblo mío¡ ¿Qué te he hecho, en qué te he ofendido? Respóndeme.

 

Yo abrí el mar delante de ti;

Tú con tu lanza abriste mi costado.

R/. ¡Pueblo mío¡ ¿Qué te he hecho, en qué te he ofendido? Respóndeme.

 

Yo te guiaba con una columna de nubes;

Tú me guiaste a la escalinata de Pilato.

R/. ¡Pueblo mío¡ ¿Qué te he hecho, en qué te he ofendido? Respóndeme.

 

Yo te sustenté con maná en el desierto;

Tú me abofeteaste y me azotaste.

R/. ¡Pueblo mío¡ ¿Qué te he hecho, en qué te he ofendido? Respóndeme.

 

Yo te di a beber el agua salvadora, que broto de la peña;

Tú me diste a beber vinagre y hiel.

R/. ¡Pueblo mío¡ ¿Qué te he hecho, en qué te he ofendido? Respóndeme.

 

Por ti herí a los reyes cananeos;

Tú me heriste la cabeza con la caña.

R/. ¡Pueblo mío¡ ¿Qué te he hecho, en qué te he ofendido? Respóndeme.

 

Yo te di un cetro real;

Tú me pusiste una corona de espinas.

R/. ¡Pueblo mío¡ ¿Qué te he hecho, en qué te he ofendido? Respóndeme.

 

Yo te levanté con gran poder;

Tú me colgaste del patíbulo de la Cruz.

R/. ¡Pueblo mío¡ ¿Qué te he hecho, en qué te he ofendido? Respóndeme.

 

 

 

 

 

 

GUÍA:

 

En esta tarde Cristo del calvario,

viene a rogarte por mi carne enferma;

pero al verte, mis ojos van y vienen

de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza.

¿Cómo quejarme de mis pies cansados,

cuando veo los tuyos destrozados?

¿Cómo mostrarte mis manos vacías

cuando las tuyas están llenas de heridas?

¿Cómo explicarte a ti, mi soledad,

cuando tienes rasgado el corazón?

Ahora ya no me acuerdo de nada,

huyeron de mí todas mis dolencias.

El ímpetu del ruego que traía

se me pega en la boca pedigüeña.

Y sólo pido no pedirte nada,

estar aquí, junto a tu imagen muerta,

ir aprendiendo a que el dolor es sólo

la llave santa de tu Santa Puerta. Amén.

 

 

 

LITURGIA  DE LA COMUNIÓN

 

GUÍA:

Dios nos permite ahora unirnos a su Hijo Jesús, comulgando su Cuerpo sacrificado para la salvación del mundo. Este rito no es una Misa, sino una comunión solemne con la muerte y la resurrección de Cristo, en este día en que se entrego por nosotros.

 

(Sobre el Altar se extiende el mantel y se coloca el corporal y el libro. Luego el diácono, o en su defecto el mismo sacerdote, trae el Santísimo Sacramento desde el lugar de la reserva).

 

 

CELEBRANTE:

Fieles a la recomendación del salvador y siguiendo u divina enseñanza, nos atrevemos a decir:

 

Padre nuestro…

 

 

CELEBRANTE:

Líbranos, Señor, de todos los males y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación mientras esperamos la gloriosa venida  de nuestro Salvador Jesucristo.

 

R/. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria por siempre, Señor.

 

CELEBRANTE:

            Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a esta Cena.

 

R/. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.

 

 

ORACIÓN POST-COMUNION

 

PADRE TODOPODEROSO Y ETERNO, TÚ NOS HAS SANADO DE NUESTROS PECADOS CON LA SANTA MUERTE Y RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO, TU UNGIDO; CONSERVA EN NOSOTROS TU ACCIÓN MISERICORDIOSA, PARA QUE LA PARTICIPACIÓN EN ESTE SAGRADO MISTERIO NOS MANTENGA SIEMPRE UNIDOS A TI, POR JESUCRISTO NUESTRO SEÑOR.

 

ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO

 

TE PEDIMOS, PADRE, QUE DESCIENDA UNA ABUNDANTE BENDICIÓN SOBRE TU PUEBLO QUE HOY HA RECORDADO LA PASIÓN DE TU HIJO CON LA ESPERANZA PUESTA EN LA RESURRECCIÓN. HAZ QUE OBTENGA EL PERDÓN, ACRECIENTA SU FE Y ASÍ ASEGURE SU SALVACIÓN. POR JESUCRISTO NUESTRO SEÑOR.

 
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